Bertha es una joven que vive en Florence, en el estado de Alabama (Estados Unidos). Recientemente confesó para el programa My Strange Addiction su particular y dañina predilección por el esmalte de uñas, y no precisamente para usarlo como cosmético, sino como bebida.
Cinco años atrás Bertha sintió curiosidad por probar cómo sabía el esmalte de uñas, al sentirse atraída por su olor. Desde entonces su adicción se ha intensificado, llegando a consumir hasta cinco frascos al día.
"Tengo diversas formas de tomarlo, directamente del frasco o pintándome la lengua con el pincel. El color hace que cada esmalte sepa diferente, mi color favorito es el azul", confiesa la mujer, quien admite que los esmaltes con escarcha son sus preferidos. "Cuando lo tomo estoy brillando en el estómago y por fuera", argumentó.
Parece el mismo caso de La mujer que no puede parar decomer jabón. Una mujer ha comido más de 10 k de jabon en menos de una semana:
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